En otoño comienza la época de celo del ciervo que despliega todo su poderío para asegurarse sus posibilidades reproductivas. Se conoce como berrea, los machos braman para llamar a las hembras, las atraen y forman harenes para aparearse, conjuntos de ciervas que defienden. Los machos marcan su territorio y mantiene luchas con otros ejemplares del mismo sexo en las que chocan sus cuernos pudiendo llegar incluso a partirlos, sufrir otras lesiones y/o morir.
Durante la primavera y el verano, las hembras se separaron de los machos para tener y cuidar a sus crías. Con la llegada del otoño, los rebaños de machos y hembras se mezclan, atraídos por la necesidad imperiosa de reproducirse.
Hay poblaciones estables de ciervos en los parques naturales de Grazalema, los Alcornocales y la Sierra de las Nieves.